domingo, 10 de febrero de 2008

Los incas de ultramar

Bueno, dije que mi blog también trataría sobre historia y pongo manos a la obra.

Siempre me fascinó la historia del Inca Túpac Yupanqui, sobre todo el épico viaje que realizó allende de los mares, hacia el Este. Como dijera el recordado José Antonio Del Busto: "En Pascua, existen palabras quechuas. Lo que tienen en la cabeza esos monolitos llamados moais, es una corona de piedra roja, y el tocado se llama puka. Y puka en quechua es rojo. Asimismo hay noticias de viajes de Moquegua a Pascua y de Pascua a Moquegua."

En efecto, los rodetes que descansan sobre la cabeza de los misteriosos colosos son de color rojo intenso, que contrasta con el pardo verduzco de sus cuerpos. Sus orejas alargadas, las tuvieron también los nobles incaicos. Y en su vientre pétreo, algunos tienen tallada una balsa plana que lleva pintada en la vela, el rostro de Kon Tiki, el Viracocha.

¿Que hicieron los intrépidos conquistadores andinos capitaneados por su rey-dios en un ambiente muy diferente al que conocieron? Pues tal parece que levantaron edificaciones, de piedra austera pero perenne. No hay cuadro más emocionante que aquellas construcciones megalíticas en una isla del Océano Pacífico.

Ahu Te Peu

Ahu Vai Mata


Ahu Vanipu

Siendo así, no habría misterio en el cómo fueron levantadas las piedras y esculpidas, pues según la teoría que se está gestando, luego de su navegación por el Pacífico hasta la isla Mangareva, al regreso al Perú, Túpac Yupanqui pasó por la actual Rapa Nui, donde habría dejado mitimaes o colonos, los cuales dejaron huellas de la presencia incaica en dichos lugares.

Me gustaría poder saber más del tema. Hasta ahora son sólo teorías y como le dijera a algunos amigos, es el tipo de cosas que te hacen desear tener una máquina del tiempo para poder verlas por tí mismo, pero que sólo puedes imaginar a través de los indicios que deja la historia.

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Fuente: Blog Amautacuna de la historia.

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[1] Del libro Túpac Yupanqui, descubridor de Oceanía.
[2] Alguien, en el post original, comentó que si todas la ruinas megalíticas del Pacífico fuesen obra de los incas, también lo sería el Palacio Imperial de Tokyo :O. Verlo ustedes.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

je.pos ya hay respuestas a quien construyo algunas cosas y no haya que dar explicaciones de que fueron extraterrestres como dicen muchos magufos.

Pabluratops dijo...

Es que en estas situaciones la opción más simple es la correcta, claro que el sensacionalismo vende mejor.

Dinorider d'Andoandor dijo...

a mi siempre me llamó la atención el parecido de los moais con esas artesanías de lo orejones.

la arqueología dirá, siempre queda algo, ceramios, arte, marcas, etc... en algún lado

niklaüss dijo...

Muy interesante post Troodon. Nunca supe de ese supuesto contacto entre pascuenses e incas.
Saludos!

Anónimo dijo...

Lo único que SÍ sabemos con certeza es que los nativos, los únicos que podrían decirnos lo que ocurrió, olvidaron su cultura hace mucho, así que hasta que no descifremos las inscripciones que realizaban esos pueblos no sabremos nada.
Paleotecnócrata:
Los moais se tallaban en las canteras. Al morir su dueño, el sacerdote los elevaba con sus poderes mentales hacia la posición que el dueño había elegido en vida para ellos.
JJ Benítez, Planeta encantado.
A ese tipo le damos un comic de Mortadelo y Filemón o uno de Tintín y nos monta una trama conspiranoica.

Didus ineptus dijo...

¿Y por qué no pueden haber sido los polinésicos los que se mudartón después al altiplano?

De los libros atesorados que marcaron positivamente mi infancia, Aku-Aku de Thor Heyerdahl ocupa un lugar de honor, este autor por cierto plantea la idea de un viaje en el sentido inverso, y además sostiene (más tarde corroborado por la nueva evidencia) que la mayor parte de la población que construyó los moais desapareció sangrientamente en una guerra civil, contrario a la versión "turística" según la cual los actuales isleños son descendientes directos de Hotu Matua, más bien parece ser que la mayoría descienden de navegantes llegados desde otras islas en épocas posteriores a aquella gran destrucción y muy pocos son verdaderos descendientes de los antiguos "orejas largas".