Fue un grande en la historia de la humanidad, solo comparado con Galileo Galilei y otros de ese nivel. Nació hace 200 años, un 12 de febrero de 1809, y la mayoría de universidades y academias científicas le han rendido homenaje.
Vivió en un mundo en el que la visión general era la de un cosmos estático, que no variaba pues había sido creado por un ser supremo desde la eternidad y para la eternidad.
Días antes de que apareciese su obra maestra: 'El origen de las especies por medio de la selección natural', esta fue atacada por demostrar que el hombre procedía de los monos, y que el ser humano era perecible como especie.
Charles Darwin ha sido acusado de plagio, de racismo, por la pérdida de los valores sociales, de impulsor lejano del ateísmo y del comunismo.
Y pese a todo, a muy pocos le quedan dudas que estaba y está en lo cierto, que descubrió un puñado de verdades pero que fueron suficientes para transformar el mundo.
Entre ellas: que todos los seres vivos, incluidos los humanos, descienden de otros, hasta llegar a las bacterias que fueron las que habitaron el planeta en un principio; que el universo viviente está sujeto a leyes tal como el universo de la química y la física, y que el ser humano forma parte de él sin tener preeminencia sobre los demás; que existe un mecanismo que hace que algunos seres, en un mismo ambiente, tengan éxito y otros fracasen.
No solo una teoría
Uno de los argumentos en contra del descubrimiento de Darwin es que, si bien tiene rasgos de verdad, no es más que una teoría, imposible de comprobar.
No obstante, la revista Nature ha publicado 15 evidencias que confirman que Darwin tenía razón.
Muchos fósiles y resultados genéticos nos revelan una realidad apasionante de 10 millones de años de antigüedad. Los Pakicetus, por ejemplo, tenían características similares a las ballenas actuales, pero otras a las de organismos que andaban en los suelos, lo cual demuestra que era una especie en transición. También existe un pez con costillas y cuello móvil de tetrápodo, que habitó la Tierra hace 375 millones de años. Y el Epidexipteryx era un dragón pequeño con plumas.
En 2006, un estudio de los mismos pájaros pinzones que Darwin vio en las islas Galápagos, mostró variaciones en sus picos. Los cambios no se detienen.
El oscurantismo
Si bien la comunidad científica aceptó a grandes rasgos el planteamiento evolutivo de Darwin, el fundamentalismo religioso ha sido su gran enemigo.
El colmo es el de aquellos grupos que toman al pie de la letra la Biblia y consideran que el universo fue creado hace 6,000 años. Con ello rechazan disciplinas como la cosmología, la geología y la paleontología. Pero ni siquiera pueden explicar la existencia de los dinosaurios.
Y es que Darwin cambió la visión antropocéntrica existente en la Biblia e, incluso, la del mismo Dios. El ser humano no es el rey de la creación sino una forma de vida más. Y las plagas ya no son un castigo divino sino la adaptación de una especie a la naturaleza para sobrevivir.
Ahora es la religión la que se defiende con teorías extravagantes como la del “Diseño Inteligente”, que consiste en afirmar que la evolución es parte de la creación de un ser supremo.
¿Cómo negar la teoría de la evolución? El genetista J.B.S. Haldane, preguntado al respecto, señaló que solo sería posible “si se hallaran conejos fosilizados en el Precámbrico”.
1 comentario:
Charles puso en su sitio a la egolatría humana
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